Una familia de Las Palmas de Gran Canaria ha denunciado ante el Defensor del Pueblo y la Justicia el trato "inhumano" que ha recibido su hijo, de 22 años y enfermo de esquizofrenia y trastorno bipolar, en el hospital psiquiátrico penitenciario de Alicante, donde cumple condena. "Fue duro, durísimo, saber que mi hijo era esquizofrénico y que tenia un trastorno bipolar pero no vamos a permitir que le traten como a un perro".
Juan Hernández y Fátima del Carmen Santana, padres de Rubén, un joven de 22 años internado en el hospital psiquiátrico penitenciario de Fontcalet (Alicante) desde el pasado mes de mayo, han denunciado ante la Justicia y el Defensor del Pueblo el trato "inhumano y degradante" que ha recibido su hijo hace unas semanas en el centro, dependiente de Instituciones Penitenciarias.
La denuncia fue interpuesta el 5 octubre después de que su hijo les llamase por teléfono "con voz desesperada diciéndonos que en el psiquiátrico le iban a matar".
Los padres se desplazaron a Alicante y cuando lograron ver a Rubén en un vis a vis se encontraron con que tenía "contusiones, desgarros, hematomas en espalda, cadera, muslos y glúteos". Sus padres aseguran que el joven no se pudo infligir los golpes porque tiene moratones hasta en las "nalgas". E indican que en algunos se ve perfectamente la forma de un palo.
Palos y manta
Según consta en la denuncia, el joven fue pegado con "palos" mientras tenía la cabeza tapada con una "manta". Después, le "arrastraron por el pasillo hasta una celda de inmovilización". Los padres relatan que los responsables del centro les explicaron que "quizá" los funcionarios se habían "excedido" con el joven. "Nos pidieron disculpas y nos dijeron que tomarían medidas", añade. Pero los hematomas y la versión de Rubén, que según los padres "nunca ha mentido" porque no es consciente del "daño" que causa, les impulsó denunciar en el juzgado de guardia de Alicante y ante el Defensor del Pueblo.
Los problemas mentales de Rubén se diagnosticaron cuando éste tenía ya 16 años. Su comportamiento se fue agravando a medida que se hacía mayor y nadie fue capaz de dar con la respuesta. Cruzó la fina línea de las drogas y cometió varios asaltos a taxistas con "intimidación" que le llevaron derecho a Salto del Negro. De ahí pasó a los centros psiquiátricos penitenciarios de Sevilla y Alicante, los únicos especializados en España.
Antes de llegar a esa situación, en 2007, su familia solicitó en más de una ocasión que se le ingresara. Nadie les contestó. "No temíamos por nuestra vida sino porque cometiera daño a alguna personas", cuenta su madre. Rubén tiene un 59 por ciento de sus capacidades psíquicas limitadas y no es capaz de llevar una vida normal. "Le tienes que decir que se tome las patillas, que se lave. No sabe ni comer, es como si devorara la comida", dicen.
"Una injusticia hecha al individuo es una amenaza hecha a toda la sociedad"
Montesquieu
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